Acoso psicológico en el trabajo, cómo puedo salir. Resumen de estrategias personales ante el mobbing

Es esencial reconocerse a uno mismo como víctima. Como resultado del acoso y el maltrato continuado, las víctimas tienden a internalizar sentimientos de culpa. Se preguntan: si acaso son culpables ellos del acoso que sufren, si quizás hicieron algo mal; si hay algo inadecuado o defectuoso en ellos. Liberarse de esta culpa puede ser difícil. En ocasiones puede requerir de ayuda psicológica especializada. Las víctimas pueden saber racionalmente que son inocentes, pero muchas veces no pueden evitar sentir que quizás ellos hicieron algo malo o que de alguna extraña manera tuvieron la culpa de algo.

Recuerda que la vergüenza y el sentimiento de culpa es usado por el acosador contra ti para paralizarte. Nadie que se crea culpable se defiende. Por eso los que acosan trabajan incansablemente tu culpabilidad e intentan exacerbar tu sentimiento de vergüenza.

Muchas víctimas se preguntan si no habría sido mejor ceder ante las amenazas, coacciones, o extorsiones. Piensan que quizás así el maltrato habría parado. Nuestra experiencia en el tratamiento de víctimas de acoso, nos permite afirmar que ceder ante el maltrato no frena la situación, sino que más frecuentemente genera una sensación de impunidad y autoconfianza en los acosadores que les lleva a volver a acosar con mayor insistencia.
Puede generar tristeza reconocerse esta realidad, pero sólo desde una actitud consciente la persona será capaz de comenzar a defenderse con efectividad. El maltrato laboral no es admisible ni justificable. Además es un delito penal en la muchos paises, entre ellos España.

Buscar apoyos externos y romper el silencio.

Los acosadores cuentan con “el silencio de los corderos”. La culpa y la vergüenza llevan a las víctimas a no hablar de ello con nadie. Para recuperarse del acoso psicológico es imprescindible aprovechar cualquier punto de apoyo externo con que se cuente. Las personas acosadas frecuentemente se encuentran solas e ignoradas por el entorno. Desafortunadamente los observadores de situaciones de maltrato suelen preferir retirarse de la situación para evitar el problema. Por eso cualquier apoyo que uno pueda recibir es importante.
Salir en soledad del acoso es difícil. Cuando todo el entorno se posiciona contra uno o los testigos miran a otro lado ante el acoso, es necesaria mucha seguridad por parte de la víctima para poder defenderse y hacer frente convincentemente.
En las situaciones de acoso se intenta desprestigiar y deteriorar la imagen pública de la víctima. Se intenta «satanizaem>r» a la víctima para convertirla en un chivo expiatorio al que poder destruir con la conciencia tranquila. De este modo, al deteriorar su imagen, también se consigue el perverso efecto de paralizar a los testigos del acoso evitando que ayuden o defiendan a la víctima.

Para contrarrestar los efectos del desprestigio es imprescindible romper el silencio. Si sufres acoso no le hagas el favor a tu acosador de callarte lo que te hace.

Esto es especialmente importante de cara a la denuncia interna y externa. Conservar registro documental y de las fechas en que se han producido los hechos más importantes. Llevar la agenda Mobb encima para ir anotándolo todo. En ocasiones conviene registrar o grabar los ataques verbales, insultos o vejaciones para poder hacerlas valer más adelante como pruebas.
En nuestro mundo moderno practicar el acoso laboral es algo que está mal visto socialmente. Por ello los acosadores se guardan mucho de mostrar a la luz sus conductas e intenciones. Intentan camuflar sus actuaciones bajo muchas y variadas formas y cortinas de humo. Suelen presentar el acoso como un conflicto, una personalidad difícil (la de la víctima, claro está), un problema puntual o un desencuentro, etc…

Se trata por tanto de romper el carácter clandestino del acoso. Hacer público lo que los acosadores quieren mantener oculto y en privado.

Hay que recordar que, con frecuencia la técnica del acosador consiste en minar la autoestima y desestabilizar emocionalmente a la víctima para que ésta se muestre públicamente como una persona difícil, alterada o emocionalmente inestable.

Controlar y canalizar la ira y el resentimiento ( la ira es la aliada del acosador): evitar explotar de ira.

A veces es necesario el apoyo psicológico y el entrenamiento en habilidades de asertividad y confrontación. Se trata de un tipo de coaching para ayudarte a enfrentarte con efectividad a la tecnología perversa del mobbing.

Se trata de dar respuesta a las calumnias y críticas destructivas con asertividad (sin pasividad ni agresividad).

Guardar todo bajo llave, desconfiando de las capacidades manipulativas de los acosadores.
Algo que a los acosadores les vuelve “locos” es ver que sus víctimas siguen “existiendo” socialmente. Lejos de ocultarte debes salir adelante mostrándote socialmente en tu entorno de trabajo. Incrementa las salidas a comer con otros compañeros, las actividades sociales con otros compañeros, los contactos con otros departamentos, etc..
Este es un error común a evitar. Muchas víctimas son presas de mecanismos de defensa de negación. Creen que su acosador no se ha dado cuenta, no quiere en el fondo perjudicarlas, etc… De este modo se embarcan en intentos vanos de convertirles en “buenas personas”. Dicha pretensión resulta vana e imposible con muchos de los peores acosadores cuya naturaleza psicopática no tiene ninguna posibilidad de remisión.

Recordando la advertencia del profesor Iñaki Piñuel de que los Acosadores psicópatas no tienen remedio. Tan solo contención, sanción y reclusión.

Es un momento esencial para desarrollar la empleabilidad propia: incrementar la formación y capacitación profesional.

Es el momento de incrementar la asistencia a cursos, seminarios, conferencias y de retomar contactos profesionales.

Cuando las situaciones son extremas y hay grave riesgo para la salud, es imprescindible valorar conjuntamente con el médico la posibilidad de solicitar la baja laboral.
En casos muy extremos es necesario optar entre el mismo trabajo y la salud o la vida del paciente. Hay que recordar que la vida vale más que un trabajo.
En este caso no resulta suficiente recurrir a cualquier psicólogo o psiquiatra. Conviene que sea un profesional especializado, entrenado que haya tratado anteriormente casos de acoso. Es conveniente informarse de si el profesional conoce el problema, y de cuantos casos de acoso ha tratado anteriormente y con qué resultado. De lo contrario, el enfoque de las terapias tradicionales puede llevar a acentuar los sentimientos de culpa e incurrir en la victimización secundaria de la persona acosada, pretendiendo encontrar en ella, en su personalidad, su biografía, etc… la causa del maltrato que recibe.
Se vaya o no a denunciar ante los tribunales, es esencial estar asesorado desde el principio de las posibilidades de actuación legal así como de los pasos a seguir. No conocer tus derechos lleva o no ejercerlos o a errores de estrategia que después suelen pagarse muy caros. Aquí rige el mismo principio que con el psicólogo, cuanto más especializado en casos de mobbing mejor. No sirve cualquier abogado para llevar adelante casos de mobbing. Además de una persona con sensibilidad y ética extremas, se requiere conocimiento especializado de haber llevado otros casos. Pedir referencias y casos anteriormente llevados por el abogado, resultados en sentencias, etc…
El humor es el antecedente de la curación. Recurrir a un talante que sea capaz de relativizar las propias vivencias es un buen remedio terapéutico. Tomarse las cosas con humor no es negarlas, sino impedir que te dañen emocionalmente.
Hay gente que ha dejado su salud. Otros su trabajo. Otros han perdido a su pareja. Otros ya no pueden trabajar. En el mobbing siempre se pierde algo. No hay victorias. Tan solo diferentes grados de derrota. No debes vivir de espaldas al problema, negándolo. A veces la vivencia del acoso psicológico en el trabajo es tan terrible que no puedes más que constatar tu tristeza, tu abandono y el daño que te han hecho. En estos casos, permítete reconocer esa verdad y “llorar” por el daño que otros te han causado.
Esto es algo muy personal que no se debe imponer ni aun menos prescribir. El perdón del acosador es una forma de liberación final de los vínculos que te atan a tu acosador que algunas víctimas consiguen finalmente. El perdón no es fruto de un mero acto de la voluntad, sino más bien una cicatrización de la herida que muestra que la persona ha pasado página emocionalmente.

El resentimiento por el daño que te hicieron es una sutilísima cadena energética que te une y vincula a tus agresor. Para romperla, es importante que llegues a alcanzar esa forma de liberación final que consiste en “sacar a tu acosador de tus neuronas”.