Ya sabes que entre las causas del acoso se encuentran casi siempre la envidia, los celos, y el resentimiento del acosador. Estos sentimientos se suscitan en la medida que se compara con la víctima y descubre en ella las rasgos, características que él no posee.
El antecedente de todo mobbing suele ser paradójicamente una relación entre acosador y víctima normal o incluso muy positiva. Presentar el mobbing como la derivación final de un conflicto no es algo real en la mayoría de los casos.
El carácter aparentemente incausado del acoso despista enormemente a las víctimas y sitúa al que acosa en una ventaja estratégica que juega a su favor decisivamente en el proceso de destrucción que inicia.
Puesto que la víctima no entiende lo que pasa, suele tardar mucho tiempo antes de caer en la cuenta del acoso y pedir ayuda o defenderse.
Una situación previa neutral o aparentemente de ausencia de conflicto, sin embargo, contiene siempre un potencial de riesgo nocivo y oculto que el cuento de Blancanieves desvela.
En la raíz de la mayoría de las agresiones psicológicas se encuentran de manera sistemática individuos que presentan rasgos de una personalidad narcisista. Estos rasgos se caracterizan por una autoevaluación exagerada, irreal e inflada y una autoimagen muy frágil que se considera amenazada sistemáticamente por la capacidad o valía profesional de los demás.
Los indivíduos narcisistas, necesitan mirarse continuamente en el espejo de los demás para saber quiénes son. Al hacerlo descubren una pésima imagen de sí mismos, que necesitan ocultar y camuflar.
La madrastra de la que nos habla el cuento es efectivamente una persona narcisista. Alguien que se mira constantemente en un espejo para saberse hermosa. Alguien que se compara sistemáticamente con todos.
Lista de las características principales de un narcisita según la clasificación universal de trastornos psicológicos que los psicólogos utilizamos denominada DSM IV
- Posee una idea grandiosa de su propia importancia.
- Le absorben fantasías de éxito ilimitado y de poder.
- Se considera especial y único y sólo puede ser comprendido por, y debería asociarse sólo con, otras personas especiales o de alto status personal o institucional.
- Tiene una necesidad excesiva de ser admirado.
- Piensa que se le debe todo. Tiene un sentido de «categoría» con irrazonables expectativas de un trato especialmente favorable o de una aceptación automática de sus deseos.
- Explota interpersonalmente a los demás. Se aprovecha de los demás para conseguir sus propios fines.
- Carece de empatía y es incapaz de reconocer o identificar las necesidades o los sentimientos de los demás.
- Suele envidiar a los demás o cree que otros le tienen envidia.
- Manifiesta actitudes y comportamientos prepotentes y arrogantes.
¿Te suena verdad? La lección principal que nos ofrece el cuento de Blancanieves es la de detectar a tiempo este tipo de seres para ponerse a buen recaudo de ellos.
Si tu acosador es un narcisista, lo que le despierta su persecución contra ti no es algo que has hecho, sino algo que eres.
Quienes se miran al espejo suelen terminar intentando eliminar a todos aquellos que personal o profesionalmente les hacen sombra. Debido a esto, muchas víctimas de forma voluntaria automutilan sus capacidades, castran su iniciativa, o cercenan y limitan su saber hacer profesional, con vistas a dejar de ser el blanco de la animadversión de estos narcisistas del espejo.
Se equivocan.
No renuncies a ser tú mismo ni a tus capacidades. Un narcisista nunca tiene suficiente, y por ello nunca se detiene en el proceso de exterminar a su alrededor cualquier tipo de brillantez, capacidad profesional, o cualidad humana positiva. Cuánto más sacrifiques de ti mismo, más te verás obligado a sacrificar en un ciclo perpetuo y perverso. El hambre de autoestima del narcisista no se sacia jamás.